Por Manuela Pedra Pitar Esta sociedad en la que estamos inmersos, para bien y para mal, ha convertido el ruido y la hiperactividad en el aire que respiramos y el ambiente en que nos movemos. Se considera natural, e incluso necesario, que nuestra vida sea así. Diríase que esta sociedad afirma su identidad con la algarabía y el movimiento que es capaz de producir, sustituyendo la capacidad de reflexión de los hombres y la mujeres…