La Murtra es una casa de soledad y silencio, abierta a cualquier persona que quiera vivir unos
días de recogimiento, libre y respetuosamente. Este recinto está abierto a cualquier persona, sin distinción de lugar de origen, creencia o manera de pensar: es un espacio interreligioso e intercultural.
La Murtra acoge de manera sencilla, con espíritu de servicio alegre, sereno y respetuoso hacia la intimidad de sus huéspedes. No pretende influir de ninguna forma, sólo ofrecer un ambiente de soledad y silencio, donde la persona pueda sentirse en libertad para cobrar consciencia de sí misma y su dimensión trascendental.
La soledad y el silencio son fuente de creación, por eso una Murtra es un lugar especialmente apropiado para el recogimiento de artistas e intelectuales.
La Murtra toma su nombre del antiguo monasterio Sant Jeroni de la Murtra, ubicado en Badalona, España. Este cenobio jerónimo del siglo XV fue adquirido por la señora Francesca Güell i López (1885-1976), con la finalidad de que fuera dedicado a la soledad y el silencio y, a la vez, conseguir su restauración. Ella pensaba que el mundo actual, donde la vida es agitada y 
ruidosa, necesita de lugares donde las personas encuentren un reposo para el alma. El encuentro de la señora Francesca Güell y el sacerdote Alfredo Rubio de Castarlenas (1919-1996) fructificó en la coincidencia de ambos acerca de la importancia de la soledad y el silencio para las personas, y dio origen a lo que ahora se llama Ámbito de reposo religioso y cultural Francesca Güell, con sede en Sant Jeroni de la Murtra. De la existencia de este ámbito ha surgido la bondad de extender Murtras por el resto del mundo para ofrecer sus beneficios a personas de otras latitudes.
La murtra es un arbusto mediterráneo que da nombre al monasterio. Conocido también como mirto o arrayán, sus flores son símbolo de paz.